Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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1707
Legislatura: 1901-1902 (Cortes de 1901 a 1903)
Sesión: 14 de febrero de 1902
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Réplica
Número y páginas del Diario de Sesiones: 119, 3463-3464
Tema: Reforma del Concordato y discusión del embajador de España en el Vaticano

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Yo siento haber dado lugar a las molestias que, al parecer, han producido a S. S. mis contestaciones a sus preguntas. Bien sabe Dios que lo siento, porque no tenía deseos de entrar en debate con S. S. ni con nadie, ni había para qué, ni a mí se me ha ocurrido combatir a S. S. porque aun siendo enemigo del Parlamento, haya venido a él. He dicho todo lo contrario; he dicho que S. S. se declaraba enemigo del Parlamento, aunque creía yo que no lo era, por los esfuerzos que hace por venir a él y por la gran parte que toma en sus deliberaciones. Es decir, que se llama a sí mismo enemigo del Parlamento, y yo creo que, lejos de serlo, S. S. está en el Parlamento como el pez en el agua (Risas); y en ninguna parte se siente S. S. mejor, ni más a gusto, porque está en la índole de S. S.; sino que S. S., por compromisos políticos, por su historia, por sus antecedentes, tiene que ser enemigo del Parlamento; pero por su manera de ser, permítame S. S. que se lo diga, yo creo que S. S. ama al Parlamento, y no se incomode porque así lo diga, puesto que, después de todo, es una declaración que hago yo, por la cual no han de rebelarse los amigos de S. S: contra S. S.; en todo caso se rebelarían contra mí.

El Sr. Nocedal supone que yo debo decir, si no los detalles, el rumbo de la negociación y la idea general que se propone el Gobierno en sus negociaciones con la Santa Sede para la modificación del Concordato. Pues casi casi no necesito decir nada que ya no sepa S. S. Las negociaciones se han entablado para que las variaciones que se hagan en el Concordato sean precisamente lo contrario de las variaciones que ha pedido S. S. al Gobierno. ¿Para restablecer la política católica? ¿Para instaurar ciertos institutos? ¿Para restablecer todas esas cosas que S. S. defiende y que ya han desaparecido por el tiempo y las circunstancias? ¡Ah, no! Para reorganizar, para restablecer, para afirmar las prerrogativas y la soberanía de la Nación. (Muy bien)

Yo he sido siempre tan respetuoso ¡qué digo tan respetuoso!, si ahora voy a serlo más y lo he sido más que S. S., con la Santa Sede; yo he guardado siempre a la Iglesia todo género de consideraciones; pero ha sido a condición de que la Iglesia no invada el terreno propio del Estado. La Iglesia debe ir por su lado, el Estado por el suyo, y los dos pueden marchar paralelamente, ayudándose más que contrariándose; pero así como no quiero que la Iglesia se inmiscuya en las cuestiones del Estado, no quiero tampoco que el Estado se mezcle en las cuestiones de la Iglesia; y en este sentido es en el que van encaminadas las negociaciones entabladas con la Santa Sede.

Supone el Sr. Nocedal que yo he sido siempre muy amable con S. S. y que cuando S. S. estaba, digámoslo así, en el ostracismo, que peor que estar en el ostracismo es estar en esas puertas esperando a que le aprueben a uno el acta? (El Sr. Nocedal: ¡No se ensañe S. S.! Después de haberme tenido a las puertas tanto tiempo, no se ensañe recordándolo.) ¡Si no me ensaño! [3463] Al contrario; nadie sentía más que yo la situación en que S. S. se encontraba, y más de una vez intenté que S. S. (yo no sé si son o no amigos de S. S.), pero los carlistas no querían que S. S. entrara en el Parlamento. (El Sr. Barrio y Mier: No es exacto eso, por nuestra parte al menos. Yo no he hecho ninguna gestión en contra ni aun pidiendo votación nominal para aprobar el acta.- El Sr. Sanz: Es para ver si nos encizaña.- Risas.)

Yo no hablo de ahora, hablo de las otras Cortes. (El Sr. Barrio y Mier: En ninguna ocasión en que haya yo estado presente ha sucedido eso.) Yo no sé si S. S. personalmente lo hizo; pero yo puedo declarar que aquella minoría carlista se opuso a todo trance a que entrara el Sr. Nocedal. (El Sr. Sanz: Entonces sí, es verdad; pero era por Azpeitia.) Resulta, pues, que cuando yo quería que el Sr. Nocedal entrase en el Parlamento, porque creía que era justo, la minoría carlista me puso en este conflicto: o no hay presupuestos, o no entra el Sr. Nocedal Ya ve S. S. si yo he lamentado más que nadie su situación fuera del Parlamento, y si mi deseo era que viniera a él, para lo cual no le he hecho a S. S. oposición ninguna ni le he puesto el menor obstáculo, porque a mí no me estorba nadie en el Parlamento, y mucho menos S. S. No tengo más que decir.

El Sr. NOCEDAL: Conste que he anunciado una interpelación, deseando que en día no remoto se me dé ocasión para explanarla.

El Sr. PRESIDENTE: La Mesa que ha tomado acta del deseo de S. S. se pondrá de acuerdo con el Gobierno para fijar el día.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene S. S.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Para decir al Sr. Nocedal que anuncia una interpelación sobre asuntos religiosos? (El señor Nocedal: Sobre las negociaciones entabladas con la Santa Sede.)

Pues así como S. S. quiere que conste que anuncia la interpelación, yo le digo que conste que el Gobierno no la acepta.



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